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lunes, 21 de junio de 2010

EL DUQUE OSCURO

Manuel Gutiérrez Nájera es uno de los autores mexicanos más importantes del modernismo. Escribió crónicas, notas de viaje, ensayos de crítica literaria y cuentos, además de poemas; también cofundó la Revista Azul, órgano del movimiento modernista, y llegó a colaborar en cerca de cuarenta diarios y revistas en los que usó varios seudónimos como El cura de Jalatlaco, Puck, Junius, Recamier o El Duque Job. Un aspecto interesante de su obra es la oscuridad de los temas que trata en algunos de sus poemas. Podemos mostrar el siguiente por ejemplo:

Madre Naturaleza
Madre, madre, cansado y soñoliento
quiero pronto volver a tu regazo,
besar tu seno, respirar tu aliento
y sentir la indolencia de tu abrazo.

Tú no cambias, ni mudas, ni envejeces;
en ti se encuentra la virtud perdida,
y tentadora y joven apareces
en las grandes tristezas de la vida.

Con ansia inmensa que mi ser consume
quiero apoyar las sienes en tu pecho,
tal como el niño que la nieve entume
busca el calor de su mullido lecho.

!Aire!, ¡más luz!, ¡Una planicie verde
y un horizonte azul que la limite,
sombra para llorar cuando recuerde,
cielo para creer cuando medite!

Abre, por fin, hospedadora muda,
tus vastas y tranquilas soledades,
y deja que mi espíritu sacuda
el tedio abrumador de las ciudades.

No más continuo batallar; ya brota
sangre humeante de mi abierta herida,
y quedo inerme, con la espada rota,
en la terrible lucha por la vida.

Acude madre, y antes que perezca
y bajo el peso, del dolor sucumba;
o abre tus senos, y que el musgo crezca
sobre la humilde tierra de mi tumba.

En este poema se llega a expresar un claro deseo de muerte a través del anhelo por la naturaleza, que llega a antropomorfizarse como una acogedora madre. Se menciona que tal destino resulta tentador ante las grandes tristezas de la vida. Este tema es siempre de interés ya que la muerte es el destino definitivo de todos y su deseo puede llagar a ser lógico dadas las circunstancias insufribles que se estén viviendo; después de todo, ya sea que se pase a la otra vida o no, el sufrimiento cesa y ello es lo que se busca desesperadamente. Todo lo anterior nos remite a la idea de la depresión y el suicidio, que parece estar sugerido en la penúltima estrofa aunque no se especifica la causa de la herida que llega a sufrir.
Según se ha considerado recientemente, este extraño instinto de autodestrucción parece estar incrustado dentro de todo ser vivo, incluso a nivel genético pues cada célula tiene determinado su periodo de vida en el ADN que la conforma y a partir de la ejecución de tal orden se da inicio a un proceso de degradación que termina con la muerte celular. Por lo tanto, la autodestrucción resulta ser parte natural del estado de las cosas, un hecho que mantiene el equilibrio en una población determinada. Podría considerarse que la madre naturaleza nos brinda el deseo de muerte como última salida cuando los problemas son irresolubles y el único panorama existente es el de un sufrimiento sin límites.
El tema de la depresión también es actual pues dicho padecimiento es una de las principales causas de muerte en el mundo; el tratamiento de tal tema en esta obra nos remite a toda esa serie de preguntas irresolubles o con respuestas complejas acerca de las causas de este mal y las soluciones que pueden darse. En realidad en el poema la desesperación se diluye al no expresar en forma literal y desgarradora el deseo de muerte sino a través de una petición a la madre naturaleza. Sin embargo, detrás de esta manera amable de expresión subyace esa pérdida total de la esperanza que no hallará más que una salida.
Otros poemas destacados del escritor en los que puede hallarse una temática similar son To be y Mis enlutadas.

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